EDUCACIÓN PARTICIPATIVA
¿QUÉ ES LA EDUCACIÓN PARTICIPATIVA?
La educación en la actualidad es participativa, comunitaria, democrática y de consensos, por ser un proceso de transformación humana de convivencia con pertinencia, donde se aprende y se práctica el entremado cultural que vive la sociedad o la comunidad educativa, de esta manera se recrea un proceso de apropiación social.
Metodología
para una educación participativa
La metodología participativa en el aula se fundamenta en la implicación responsable del educando en el proceso enseñanza/aprendizaje, con un carácter marcadamente interactivo y se basa en la comunicación dialógica docente/educando, educando/educando, así como en la fuerza creativa del sujeto y el grupo.
La educación como intervención participativa
Una
escuela sólo puede alcanzar el éxito educativo si existen, en ella, múltiples
liderazgos que se apoyan entre sí para orientar, motivar y movilizar a la
comunidad hacia el logro de aprendizajes. El Programa Construyendo Escuelas
Exitosas desarrolla el liderazgo de los actores educativos a través de la
capacitación. En las Escuelas Exitosas, todos sus miembros aprenden y comparten
una visión de lo que su Institución Educativa debe ser y todos aúnan esfuerzos
para alcanzarla.
Para
poder “trabajar” con este método de intervención participativa, es conveniente
definir algunos criterios operativos que nos orienten sobre las características
concretas que deben tener las acciones que respondan a ese interés
emancipatorio. Esos criterios deben actuar como “mediaciones” que, a la luz de
las concepciones teóricas más generales sobre el conocer, la sociedad y el
hombre, ofrezcan instrumentos para decidir qué técnicas de trabajo aplicar, qué
actividades realizar, qué materiales utilizar.
·
Organización
Toda
intervención que promueva la organización es participativa. Se trata de apoyar al grupo para que se organice, pero no
sólo de eso, sino también de respetar la necesaria complementariedad entre la
realización del grupo y la del individuo. La forma de trabajo de una
intervención participativa debe atender a este proceso dialógico entre
individuo y grupo, entre el “yo” y el “nosotros”.
·
Participación
Participar significa poder intervenir de una manera decisiva en todos los momentos del proceso. No basta sólo con declamar la participación: es necesario prever mecanismos que permitan, si los participantes lo consideraran necesario, la modificación del proceso, para ajustarlo a sus intereses.
·
Operatividad
Es la
articulación entre la acción y la reflexión. La construcción del conocimiento
se produce en los espacios de articulación entre la práctica y la teoría. En
estos espacios se construyen formas de representación, “conceptos”, como
resultado de una sistematización crítica de la práctica. Son “teorías
intermedias”, en las que se utilizan todas las informaciones “teóricas” que se
consideren necesarias para analizar y “comprender” las prácticas y darles
nuevos sentidos.
·
Significación
Los contenidos de la capacitación deben ser relevantes, pertinentes y adecuados a las necesidades de la gente, deben tener sentido o significado para ellos. Esto no significa que hay que enseñarles sólo lo que ya saben, sino que sólo les será posible producir nuevos conocimientos a partir de lo que ya conocen. Se trata, entonces de lograr un justo equilibrio entre lo que saben (continuidad) y lo nuevo (ruptura).
·
Globalidad
Las
técnicas productivas no existen aisladas. Están insertas en un universo
cultural, construido a través de la historia de la comunidad, en un determinado
contexto político. Hay que descubrir la relación de la cultura y la historia
con las formas de trabajo que están utilizando los grupos de personas de
sectores subalternos con las que estamos trabajando y tratar de entender cómo
(en qué sentido) la nueva tecnología puede modificar el estado de equilibrio
(siempre inestable) que ellos han logrado alcanzar en las relaciones con su
entorno social.
·
Contextualización
Es
necesario además preservar la visión de la totalidad, al analizar la situación
particular de un grupo. Hablar de contextualización puede parecer redundante y
dudamos en considerar este como un principio más. Es evidente que toda
situación, toda coyuntura concreta, está inmersa en un contexto espacial e
histórico determinado.
Estos
criterios metodológicos deben actuar como indicadores que nos permitirán
decidir si estamos eligiendo las técnicas de trabajo adecuadas, si las
actividades son pertinentes, si la forma como se están combinando responde a
nuestra intención metodológica, si los materiales son eficaces para que las
personas logren los aprendizajes que les estamos proponiendo. No son pasos del
proceso, sino “cualidades” que tienen que estar presentes en las técnicas, las
actividades y los materiales para que podamos afirmar con certeza que la
intervención es participativa.
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